"(...) pero al final, sólo tomaste mi muñeca derecha para olerla. El que tuviera o no pulsaciones, ya no servía de mucho para ti, pero buscabas algo en ese olor, sobre mi piel ajada y fría que rompía no tu silencio ni tu quietud. No quiero saberlo ahora que me lo pienso, sábelo tú y sólo tú. Sera… nuestro secreto. Más tuyo que mío.
A.R.
0 comentarios:
Publicar un comentario